No hay nostalgia peor, que añorar lo que nunca jamás sucedió.

Vengo de un Blog muerto, y la psicosis colectiva, es la única catarsis que he encontrado para esta colección de traumas.... Como nadie visita este blog, he decidido convertirlo en un Block de Notas.

jueves, 25 de junio de 2009

lo que me caga

De que mis vecinos tengan su música a todo volumen a esta hora, no es en sí que no me dejen dormir, sino que está super naca su selección... Guaca, qué ordinarios... Y entre más borrachos se ponen, más se nota que su papá es bien guevas y ha preferido el divorcio, el hambre y abandono personal, que mover un dedo para mandarlos a la universidad... Ah que con los ricos de verdad ricos venidísimos a menos infinito.

Nada más por eso, mañana mismo le quito la salida de cable que vino a pedir la semana pasada porque "pues no tiene nada que hacer y se aburre mucho".

Por qué soy de esas personas a las que le da pena ajena bien fácil y me da pena decir que no?

Aunque sinceramene, esa canción de la manzana que cuelga del árbol sabrosita está chistosa.

De pronto no hay música.
Mi vecina acaba de gritar como si la estuvieran violando, estaría muy pasado de verga que yo posteara que la "deshonran" mientras la están "deshonrando"?... Ah, no, ya volvió a poner la canción de la manzana.

viernes, 12 de junio de 2009

Me hace sentir un poco mal que me planchen los pijamas... y otras cosas.

Este post también podría llamarse Con mis zapatos Prada abriéndome paso a través de la mierda.

Heredé de mi madre la odiosa costumbre de usar las cosas muy  caras o super exclusivas a aunque no sea una ocasión especial, esta idea me la metió desde que era muy pequeña y confieso que he sido compradora compulsiva desde casi los 13 años, no tenía idea de cuántas de estas tenía hasta mi última mudanza, donde tiré cajas y cajas de objetos caducados.. Entonces el martes me puse unos zapatos Prada pintados a mano para ir a trabajar  y andar por el centro de la ciudad/pueblo lleno de guano de palomas (que la estúpida gente se empeña en alimentar) y aunque con cada paso me veía como se ensuciaban, me sentí muy feliz de haberlos sacado por segunda vez de su empaque de papeles finos y hacerlos besar el asfalto.

En eso estaba cuando vino la crisis, la atrocidad, el final, el drama. Iba llorando por la calle, pensando, maldiciendo, deseando la muerte y repitiéndome pendeja, pendeja, pendeja... Y que veo mis zapatos. Únicos. Tan preciosos. Tan caros. Tan exclusivos... Y aquí estoy con mis zapatitos Prada pintados a mano abriéndome paso a través de la vida de mierda que me tocó vivir...

(en la noche)

Mi ritual consiste en mecanicamente lavarme la cara, ponerme las cremas, cepillarme los dientes y ponerme los pijamas que la muchacha que me ayuda me escoge cada día y me deja sobre la cama.  Siempre limpios, siempre bien doblados, siempre perfectamente... ¿planchados?...

Me hace sentir un poco mal que me planchen los pijamas, que me busquen las llaves/cartera/bolsa cuando las pierdo, que me lleven mi jugo de lo que se me antoje a mi oficina a la misma hora todas las mañanas, que me traigan la cena que me da la gana a la hora que me da la gana,  que me cuiden a mis hijos toda la tarde, que me hagan de comer lo que se me ocurra cada día y me lo sirvan, que si me ven sin zapatos me lleven corriendo las pantuflas sin yo pedirlas, que me lleven y me traigan a todas partes en silencio y viendo al camino nada más... 

En eso pensaba ayer en la noche que desdoblé mi pijama planchadito con aroma a lavanda que Lety con la misma paciencia de hace 24 años me dejó en la cama, y pensé: ¿Qué hice para merecer esto? De hecho nadie me va a ver hoy en la noche, mi pijama bien podría ser de hace 3 días y no haría ninguna diferencia, esto es excesivo... y ridículo.


martes, 2 de junio de 2009

Stress Laboral.

La semana pasada, por primera vez en mi vida (laboral), experimenté el stress (laboral también).  Me considero una jefa buena onda, soy generosa con los permisos, con las peticiones, me llevo muy bien con todos el personal y trato a todos con el respeto que se merecen, siempre, generalmente, he sido así (con los empleados y con los no empleados).

PERO ULTIMAMENTE...

La gente, en general, es culera, el empleado, casi siempre, tiene como chamba principal, darle en la madre a la empresa para la cual trabaja. ¿Por qué?... Porque puedo decir, con toda seguridad, que el 90% del personal que labora en mi empresa (no es que sea mía, sino que en ella trabajo):

1.- Roba
2.- Miente
3.- No tiene puesta la camiseta.
4.- Antepone sus necesidades personales a las empresariales
5.- NO TRABAJA REALMENTE
6.- Cree estar mal pagado /maltratado /explotado.

Así es como vuelven culero al Patrón... aahhh pero los "Derechos humanos", la "Secretaría del Trabajo", la "Comisión de Arbitraje"....

Tan sólo la semana pasada:

1. Se descubrió que el personal de cobros, robaba entre 1000 y 1500 pesos diaros.
2. Un empleado, que no hace más que UNA tarea en el día UNA (de como 20 min), pidió un aumento de sueldo.
3. Una empleada, que llevaba un mes pidiendo un cambio de turno, cuando se le concedió, dijo que "mejor no", y que si la cambiaba "mejor que la liquidara"... a pesar de que hace 15 días pidió aumento de sueldo y se le dio sin chistar.
4. Un empleado fue encontrado viendo tv en horas de trabajo, encerrado en un cuarto.
5. Una de las empleadas que fue descubierta robando, dijo que si no la regresaban a "su área, la liquidaran bien o se iba a ir a asesorar a un abogado" (mientras yo pensaba... cínica... si fuera por mi te hubiera corrido, cero oportunidades de empleo para tí)
6. Un empleado, por robarse unos centavos, cambió el aceite de una máquina por un aceite usado. Resultado: Compostura de la máquina de 14000 pesos por negligencia. ¿Quién lo absorbió? La empresa, claro, aaah.. pero el empleado se "clavó" 200 pesos.

Ahora.. ¿cómo no quieren que el jefe se haga un culero?

Vamos.. comunistas... quiero respuestas!


lunes, 25 de mayo de 2009

Mi aventura con un Nerd Arrogante ( Segunda parte de la saga "Los hombres, algunas veces por desgracia, siempre vuelven")

El problema más notorio de esa noche es había llegado ligeramente borracha a nuestra cita. 

El me ponía tan nerviosa, él era bien inteligente y tenía una gran biblioteca, él leía todos los periódicos posibles y tenía dos programas de política en el radio, era amigo de Emilio Pachecho y Jordi Soler, cómo no me iba a intimidar si el se había emborrachado una vez con güisqui que el mismísimo Joaquin Sabina le había servido… el era un intelectual y yo siempre he necesitado unos tragos extras de Jack Daniels para tratar con la gente intelectual y casi siempre resultaba, pero esa noche, la verdad es que fue casi media botella, lo supe después de esa única y última pelea en su departamento en la que fui acusada de tener clichés sentimentaloides por preguntarle que a final de cuentas qué éramos, que ya llevábamos varias semanas de salir y platicar y hacer todas esas cosas que los novios hacen, que sinceramente yo quería una respuesta, que ya no me bastaba el mientras estoy contigo no tengo ojos para otra, y cuando no estoy contigo sólo puedo pensar en ti, que me dijera de una vez por todas qué éramos.

 

“Pues me extraña que me preguntes algo así, creía que tu y yo éramos dos personas poco convencionales, tu eres una estudiante de letras, espero que escritora, quiero pensar que muy inteligente, yo un analista político, no cualquiera lo es, mi pensamiento no es cuadrado, y como puedes ver las relaciones interpersonales me importan un coño, y menos que un carajo cuando llevan etiquetas”.

Dijo él con un vaso de vodka de mango en la mano. Pero esta vez me habia puesto impertinente, un poco tonta, la pose de intelectual era ya insostenible y yo ya no quería ser alternativa.      Yo quería un novio y él me gustaba un montón, yo quería etiquetas y etiquetarme, yo lo queria a él.

 

Lo mas ridiculo, doloroso y memorable de esa noche, fue su sonrisa burlona cuando después de salir corriendo de su departamento, con lágrimas en los ojos, rimel corrido y mil peticiones de que nunca me volviera a llamar, tuve que tocar a su puerta para, con toda la vergüenza que mi cara pudo contener,  recoger el celular que olvidé en la mesita del centro de su sala.

 

Semanas de amargura, güisqui, vino tinto, cervezas, brandy le siguieron al final del que yo creía era el final de los finales en mi  historia con el Intelectual arrogante. Poco a poco lo fui olvidando, dejé de faltar a clases cada día menos para escucharlo en la radio, dejé de mencionarlo  en mis pláticas sin notarlo, hasta que un buen día, desperté enamorada… de otro.

 

Mucho tiempo no supe de él, mucho tiempo no me llamó, ciertamente, yo estaba inconcientemente convencida de que no me llamaría, cuando, después de casi un año, mi celular

vibró un miércoles a las 2 de la mañana. “Discúlpame pero en este momento no te puedo contestar, buenas noches” dije,  y le colgué sin dejarlo pronunciar otra palabra… Yo le colgué. Y sonreí. Y me sentí muy bien, sinceramente.

 

Un par de años después, me lo encontré en la fila del cine, yo iba con el que ahora es mi marido, entrábamos a ver una película tonta. Él entraba a ver una gira de documentales aburridos. Sólo.

jueves, 21 de mayo de 2009

Mi ausencia, y de lo que ha sucedido.

Tengo más de un mes sin escribir (¿si?), a pesar de que siempre he querido retomar el blog con el ímpetu que tenía antes, cuando había en las entradas hasta 18 comments (nada mal para una desconocida), pero ahora el trabajo, los niños, la hueva, me mantienen en el limbo del ay lo voy a postear, pero pues en lo que me encarrilo, una pequeña síntesis de lo sucedido:

1.- México sufrío una de las más mortales epidemias de Gripe en su historia. Sí es verdad, quien lo dude es porque aún tiene los sentimientos pueriles de que hay un titiritero que nos domina, una cabeza malvada que planea todos y cada uno de los movimientos del país, lo cual, es la consecuencia natural de la creencia de que hay alguien ahí afuera que nos salvará de los malvados (lo que fue el Che, Colosio, o ya muy muy pinche, Andrés Manuel Lopez). Yo trabajo en un hospital y viví las angustias de la falta de cubrebocas, antivirales... no hay manera de que lo dude.

2.- Juan Carlos cumplió 28, démosle un fuerte aplauso.

3.- Volviendo a la pandemia, mi viaje a Tuxtla se vio fuertemente saboteado por la angustia que me provocó saber que cuando estuvo el momento más agudo del brote yo estaba en el metro y que a mi regreso tendría que pasar por el aeropuerto de la Ciudad de México.. Saldo: 0 pedas, mucha comida, pocos bares.

Ash... ya olvidé lo demás que iba postear.

Pronto,  de la saga Los hombres siempre vuelven, mi aventura con un nerd arrogante.

4.- 

jueves, 23 de abril de 2009

Me voy!!

Hoy a las 3 pm salgo de mi pueblo para la "gran ciudad", donde tomaré el avión para.. CHIAPAS!
¿A qué voy?
A comer cochito, a visitar a los amigos, a comer cochito, y principalmente, a comer cochito y gorditas...

Espere las fotos

(Ja! será que alguien las espera de verdad?)

martes, 24 de marzo de 2009

Tetas Grandes

Hoy me siento así, así, con teta grande, un poco de la putería con la que a veces amanecemos todas las mujeres y acentuamos con unos cuantos minutos al espejo, esa actitud que solamente nosotras sabemos cuando la tenemos, y no sé si esté ligada al ciclo menstrual.

Pero decía, tengo las tetas grandes, muy grandes para mi gusto, fabulosas para el gusto de mi marido, normales para las marcas de moda que me gusta usar. Tengo más tetas de lo normal... y a veces me causa conflicto, a veces me gustaría estar plana como niña y a veces...

Ayer le decía a mi mamá, que mi renuencia a ser "tetona" (según yo) es mi renuencia, en realidad, a ser una mujer, madre, sexualmente activa, con una pareja estable, una completa negación a mi feminidad y a las responsabilidades que con ésta se me atañan. 

Si alguien me hubiera dicho que de un día para otro mis tetas significarían mucho más que atractivo escote,  las hubiera respetado cuando empezaron a crecer y no me habría enojado con la vida y los corpiños. Ahora mis tetas significan la tranquilidad de mis hijos, el mayor no puede dormir si no mete su mano en mi pijama y siente el calor, dice que son de él y sólo tras una tortura de cosquillas acepta que son de su papá. Ahora mis tetas me diferencian de las niñas adolescentes y me hacen sentir una mujer de verdad, me hacen sentir mayor, madura y ¿por qué no? poderosa. 

Pero igual, no dejo de soñar con el día en que pueda usar una de esas etéreas playeritas de encaje diseñadas para las que no tienen, y quieren más.

Viajantes..

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