Hoy me siento así, así, con teta grande, un poco de la putería con la que a veces amanecemos todas las mujeres y acentuamos con unos cuantos minutos al espejo, esa actitud que solamente nosotras sabemos cuando la tenemos, y no sé si esté ligada al ciclo menstrual.
Pero decía, tengo las tetas grandes, muy grandes para mi gusto, fabulosas para el gusto de mi marido, normales para las marcas de moda que me gusta usar. Tengo más tetas de lo normal... y a veces me causa conflicto, a veces me gustaría estar plana como niña y a veces...
Ayer le decía a mi mamá, que mi renuencia a ser "tetona" (según yo) es mi renuencia, en realidad, a ser una mujer, madre, sexualmente activa, con una pareja estable, una completa negación a mi feminidad y a las responsabilidades que con ésta se me atañan.
Si alguien me hubiera dicho que de un día para otro mis tetas significarían mucho más que atractivo escote, las hubiera respetado cuando empezaron a crecer y no me habría enojado con la vida y los corpiños. Ahora mis tetas significan la tranquilidad de mis hijos, el mayor no puede dormir si no mete su mano en mi pijama y siente el calor, dice que son de él y sólo tras una tortura de cosquillas acepta que son de su papá. Ahora mis tetas me diferencian de las niñas adolescentes y me hacen sentir una mujer de verdad, me hacen sentir mayor, madura y ¿por qué no? poderosa.
Pero igual, no dejo de soñar con el día en que pueda usar una de esas etéreas playeritas de encaje diseñadas para las que no tienen, y quieren más.